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Los tres mil quinientos hombres que formaban el remanente de la insurgencia marcharon alrededor de Michoacán bajo el mando de López Rayón y otros jefes.[n. 26]​ Durante el traslado se enfrentaron a los realistas, a quienes derrotaron en Puerto de Piñones y en Zacatecas.[122]​

[300]​ Tras la derrota, Torres se unió con Miguel Borja y con un pequeño grupo de trescientos hombres reconoció como única autoridad a Ignacio Ayala, pero su fuerza fue perseguida y dispersada por el coronel Márquez Donayo. Torres fue abandonado por la veterano parte de sus seguidores y finalmente murió durante una riña con un subalterno. Entretanto, la Junta de Gobierno fue nuevamente sorprendida el 10 de junio, siendo capturados y fusilados por el capitán realista Tomás Díaz, José Pagola y el secretario José Bermeo. more info Sánchez Arriola y Villaseñor huyeron a la hacienda de las Balsas, en donde se establecieron bajo la protección de Vicente enredador. Mariano Ruiz de Castañeda fue célebre vocal de la nueva Asamblea.[301]​ Vicente enredador como Caudillo en superior de las tropas del sur[editar]

Hidalgo inició el avance por otras ciudades del Bajío el 8 de octubre de 1810. A su paso se sumaron más personas y llegó a tener reclutados hasta sesenta mil hombres.[81]​ Los insurgentes se dirigieron a Valladolid (Michoacán) y en Acámbaro apresaron a Diego García Conde, enviado a defender la caudal michoacana. Agustín de Iturbide contaba con sesenta hombres para defender Valladolid pero, teniendo aviso del núsimple de los insurgentes, rechazó el ofrecimiento de Hidalgo para unirse a la tropa y abandonó la ciudad, seguido por el mitrado Abad y Queipo.

El estilo de trabajo de la Compañía de Jesús puso en alerta a varios gobiernos europeos, tanto por su apoyo al papado como por su actividad intelectual y las alianzas que habían establecido. Los jesuitas fueron expulsados de varios territorios durante la segunda centro del siglo XVIII, incluyendo los dominios españoles por la Pragmática beneplácito de 1767.

Se estima que habían muerto más de un millón de personas en Nueva España posteriormente de más de diez primaveras de lucha. Es asegurar, una sexta parte de la población de la Nueva España había sido aniquilada durante la guerrilla. Los gastos de conflicto, por otro lado, tanto en España como en América, llevaron al reino a la bancarrota.[308]​ Las minas, muchas de ellas abandonadas, redujeron su producción a una tercera parte de los niveles que se tenían ayer de 1810.

[293]​ Durante mayo y junio, Benedicto López pudo rebotar en Maravatío los asedios del viejo Pío María Ruiz, mientras que Nicolás Bravo reconstruyó la fortaleza del cerro del Cóporo logrando derrotar el 1 de septiembre al coronel Ignacio Mora en la Batalla del Cerro de Cóporo.[274]​ La fortaleza fue sitiada en noviembre por el comandante Márquez Donayo; Bendicto López intentó romper la itinerario sitiadora para soportar alimentos y pertrechos, pero el 29 de noviembre fue liquidado por los realistas. Ramón López Rayón, que no obstante se encontraba indultado, indicó a Márquez Donayo los sitios vulnerables de la fortificación, de tal suerte que el sitio fue tomado el 1 de diciembre, aunque Bueno logró escapar.[294]​

Perseguidos por las tropas de Iturbide, el resto de los hombres de Morelos marcharon cerca de Puruarán. Mariano Matamoros fue designado para la defensa de la plaza. El 5 de enero de 1814, los realistas, decididos a terminar con el ejército insurgente, lograron la conquista en la batalla de Puruarán.[212]​ Matamoros fue capturado y trasladado a Morelia, a pesar de que Morelos trató de negociar su vida a cambio de doscientos prisioneros españoles, Calleja ordenó su fusilamiento, el cual se llevó a agarradera el 3 de febrero.[213]​ Morelos se dirigió a Coyuca (ahora de Catalán) y a Ajuchitlán, en donde nombró a Rosáins como su segundo jefe marcial. El 19 de febrero, el coronel Gabriel de Armijo —quien había tumbado poco días ayer a Víctor Bravo en Mezcala— propinó un fuerte golpe en Chichihualco a las fuerzas de Rosáins, quien logró escapar.[214]​ El 29 de marzo, la ciudad de Oaxaca fue retomada por los realistas bajo las órdenes de coronel Melchor Álvarez, al mando de un ejército de 2000 hombres, entre los que se encontraba el batallón de Saboya.

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La situación en la metrópoli supuso una situación inédita que puso a discusión en quién radicaba la soberanía de los territorios bajo el dominio español. El estado de excepción originado por la abdicación de Fernando VII y la ocupación francesa dividió en dos partidos a la élite de Nueva España. Para algunos —en su ancianoía españoles peninsulares cuyo portavoz Cuadro la Positivo Audiencia de México— el poder en Nueva España seguía radicando en el rey Fernando VII, aunque momentáneamente se encontrara abastraído. De aquí que la estructura social y política del virreinato debía seguir inmutable y subordinada a la Corona españonda. Algunas de las figuras más representativas de esta postura fueron el inquisidor Bernardo Prado y Obejero y Ciriaco González Carvajal.

Carlota Joaquina de Borbón, hermana de Fernando VII, envió una carta a los novohispanos en marzo de 1809. En ella proponía a su hijo Pedro I de Brasil como regente de Nueva España. El virrey Garibay y los oidores de la Audiencia pensaron que se trataba de una argucia de Napoleón, y evadieron la solicitud. En una comunicación posterior, Carlota de Borbón solo exhortaba a la defensa de los dominios españoles y agradecía las acciones realizadas en septiembre de 1808 en la hacienda virreinal.

Iturrigaray simpatizaba con estas ideas. Finalmente, la Reunión fue reprimida por un asalto de Estado contra el virrey. Artículo principal: Crisis política de 1808 en México

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